Translate

sábado, 26 de abril de 2014

Relato ganador del "II concurso de relato corto para estudiantes extranjeros de español"

Tras una difícil deliberación, ya tenemos ganador del "II concurso de relato corto para estudiantes extranjeros de español".
Nos gustaría destacar el gran nivel de todos los relatos presentados. Ha sido muy complicado elegir uno solo de entre todos los participantes.
Queremos mencionar a  los siguientes participantes que, aunque su relato no haya sido el ganador, han presentado un excelente texto:

  • Giorgia Zoffoli (Adiós California)
  • Alessandra Armuzzi (Adiós Mamá)
  • Aliona Saenco (Mi primera España)
  • Bianca Gubellini (El misterio del hombre encapuchado)
  • Virginia Bucci (El valor de la amistad)
  • Sara Vestrucci (Érase una vez en verano)
  • Aleena Jose Perumthottathil (Una explosión)
  • Hristina Filipovic (Araña)
  • Alice Galassi (Huérfano de padre)
  • Margherita Martelli (Las Navidades del 96)
  • Martina Brandolini (Las ruinas de mi vida)
  • Marius Ciucas (El cementerio de los ideales)
  • Ilaria Turci (Mi amigo Dominik)
  • Silvia Sorrenti (Mi viaje)
  • Nicole David (Recuerdos)
  • Gioia Esmeralda Soglia (Fragmentos de dolor)
  • Susana Savedra (Relato colombiano)
  • Mariana Rodrigues (Sueños de literatura)
  • Dijana Milicevic (Otoño de Mayo)
  • Lyzandra de Lima (Como nunca imaginé)
  • Jon Andoni Sarnartaro (Cambio de vida)
  • Giorgia Foschi (Un mundo imaginario)
  • Albena Lyubomiriva (Una amistad silenciosa)
  • Alina Bovari (No hay familia perfecta en el mundo)

¡Enhorabuena por vuestro relato!. Os animamos a que continuéis con el estudio del idioma español con la misma pasión.

Y aquí tenemos el relato ganador...
Se trata de Un viaje para sobrevivir. Su autora es Ilaria Fantozzi, una estudiante italiana de 15 años del Liceo Linguistico Statale de Cesena (Italia).
El jurado ha valorado principalmente:
- El argumento del relato y su coherencia con el final propuesto por Ruta Ñ.
- El buen nivel del español utilizado teniendo en cuenta la juventud del estudiante.

Aquí está el relato. Lo incluimos tal y como lo ha presentado el participante. No hemos corregido los errores existentes. Son errores lógicos y comprensibles, de gramática y vocabulario, teniendo en cuenta que se trata de un estudiante de español en proceso de aprendizaje.

UN VIAJE PARA SOBREVIVIR

Me llamo Alex McIntire, soy joven y estadounidense. Quiero escribir este cuento que representa un
periodo muy difícil de mi historia que pero me ha llevado a descubrir cuanto importantes son los
sueños. Espero que dé un poco de ánimo a todos los jóvenes, porque soñando con la vida que
creemos ardua y dura, puede convertirse tanto buena como en los libros que parecen de fantasía.
Mi aventura, mi camino empinado, empezó el primer día en el liceo. Yo no era feliz, de verdad no
estaba contento desde bastante tiempo.
Vivía en una familia muy rica, y mis padres ya habían establecido y programado lo que mí futuro
tendría que ser. Ellos esperaban que yo fuese el modelo estándar del hijo perfecto que saca buenas
notas, estudia, hace deporte, se matricula en la universidad y al final llega a ser un abogado muy
famoso u ojalá un médico.
No era precisamente lo que pensaba yo en mi cabeza. Mientras caminaba por las calles, practicaba
deporte... viajaba con la mente; en el instituto, mientras estudiaba, miraba afuera de la ventana y
volaba con la imaginación hacia otro país lejano.
Esta era mi manera de huir de la sociedad que me rodeaba y que no me gustaba.
De hecho la cosa se volvió más difícil cuando empecé el e.s.o. Me encontraba en una escuela muy
grande con más de mil estudiantes; y este era el cuadro de la situación que se podía mirar: chicos
que llevaban todos la misma ropa, comprada en las tiendas más caras de la ciudad; cada persona
estaba volcada en mostrar su móvil nuevo , el más tecnológico en comercio, otros se daban muchas
aires puesto que habían adelgazado mucho y estaban más guapos.
El aire olía a competición: entre los alumnos, los profesores y también las secretarias.
No podía permitir que aquel mundo enfermo me capturase. Quería ser invisible a los ojos de de
cada persona. Por eso siempre me había aislado y había construido con la imaginación un sitio
donde podía refugiarme, como un cachorro entre los animales feroces.
La única solución que podía encontrar era partir, huir, ir a cualquier lugar muy lejano; todas las
noches soñaba viajar.
A pesar de eso en aquellos años me dí cuenta de que no podía vivir solo de fantasía y era aun más
difícil enfrentar la realidad solo, sin amigos o compañeros que me pudieran ayudar en aquel cúbil
de lobos. Además, mientras estaba leyendo un libro sobre un banco en frente de un teatro, aquel
escritor me enseñó que “la felicidad no es real si no está compartida”.
Me gustaba mucho leer cerca de aquel teatro, allí había aprendido a viajar con la imaginación
gracias a las palabras imprimidas en las páginas y a la música de las obras que los actores actuaban
sobre el palco escénico. Era un lugar mágico.
Un día, pensé que si quería huir, nada más terminar el liceo, era necesario ganar un poco de dinero,
porque estaba claro que no podía pedirlo a mis padres, puesto que no estarían de acuerdo.
En seguida me encontré a trabajar en aquel teatro como dibujante de las escenografía y hombre de
la limpieza. Esto no me daba la lata, por el contrario sobre aquel palco tenía por fin la ocasión de
dibujar mi mundo ideal y hacerlo realidad. Además podía vivir en aquel lugar de fantasía actuando,
solo, cuando todos los actores y espectadores se habían ido, mientras limpiaba el teatro. Aquel era
un lugar maravilloso. Yo podía ser quien quería ser, donde quería estar. Nadie me juzgaba.
De momento, un día, mientras estaba interpretando una escena de mi libro favorito, vi un viejo
sentado en un asiento en un rincón oscuro. Me quedé paralizado. Luego, de aquella zona de la
platea una voz dijo:-! Podrías hacerlo en frente de un público alguna vez! Yo un poco confuso pensé
que no, era imposible; y le pregunté quien fuese.

Seguimos hablando toda la noche, aquel viejo me contó toda su vida: había sido un actor mucho
tiempo antes y me enseñó todas las emociones que se sienten cuando al final de un espectáculo la
gente aplaude.
Durante los días siguientes, cada vez, después del toque del timbre corría a mi mágico lugar para
entrenarme un poco con mi nuevo amigo, porque ahora mi sueño consistía en llegar a ser un grande
actor.
Sin embargo lo que faltaba era un público, nunca había compartido mi mundo con otras personas;
hasta cuando una noche, durante mi último año en el instituto, un actor de una compañía muy
famosa se sintió muy mal, al que mi profesor me empujó a proponerme como sustituto. La agitación
subía hasta las estrellas, pero después de un rato estaba allí, sobre el palco escénico, en mi mundo
imaginario enfrente de un sin fin de personas que aplaudían. Podía sentir todas las emociones que
mi amigo había descrito y por fin había conseguido compartir mi felicidad con un público, por lo
tanto era real.
A la mañana siguiente el director de aquella compañía me llamó para preguntarme que si podía
participar en su turné para actuar en los teatros más grandes del mundo, y yo en seguida cogí la
ocasión para partir, sin huir, sino realizar mi mismo. Antes tenía que saludar a la persona que me dio
el ánimo para empezar esta aventura, por lo tanto fui a buscar al teatro aquel hombre que un día me
había descubierto actuar solo con una escoba en la mano.
No lo encontré, pero no lograba entender en cual otro lugar pudiese estar.

Muy desanimado corrí a la estación del autobús para partir con los actores y en cuanto llegué vi a
aquel querido viejo que estaba esperandome.Por lo tanto le dije:-¡Adiós amigo!
El autobús inició la marcha. Me prometí no mirar atrás. No quería derramar ninguna lagrima
porque estaba seguro de que algún día regresaría a este maravilloso lugar.

FIN




No hay comentarios:

Publicar un comentario